Decora tu casa: Halloween Edition
Se acerca la noche más terrorífica del año, y si no padeces de Samhainophobia – el miedo atroz a la fiesta de Halloween – seguro que querrás celebrarlo adecuadamente. ¿Y por qué no montarse una buena fiesta en casa y aprovechar la ocasión para pasarlo en grande junto a tus amigos? A continuación, recopilamos una lista de elementos decorativos que nunca pueden faltar en las celebraciones más aterradoras del año.
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La reina Calabaza (y no solo)
Ya lo sabes, las linternas de calabazas no pueden faltar, o no conseguirás ahuyentar a Jack-o’-lantern – el fantasma condenado a vagar eternamente por el mundo de los vivientes por haber engañado al diablo – y al resto de las almas en la espantosa noche del 31 de octubre.
Si no te gusta la idea de ponerte a cortar calabazas, también puedes limitarte a dibujarles ojos y bocas terroríficos, o pintarlas de negro, blanco o violeta – los típicos colores de Halloween, junto al naranja –, según el resultado que quieras, más rústico o más elegante. Y si no quieres usar calabazas, también puedes conformarte con recoger unas cuantas naranjas o mandarinas y darles un aspecto terrorífico.
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Adornos espeluznantes
¡Qué tu casa de Halloween no sea parca en decoraciones! Cómpralas y abarca la ley del mínimo esfuerzo, máximo rendimiento, o bien hazlas tú con tus propias manitas para así personalizarlas.
Primero, las guirnaldas: con murciélagos, gatos negros, brujas y otros símbolos de la fiesta y hechas de papel negro, o incluso de encaje negro para un resultado más lujoso.
Segundo, las flores: las rosas negras, blancas o rojas son simplemente perfectas, y si pegas arañas u otros insectos de plástico a sus pétalos o al florero negro o transparente que las contiene le transmitirán a tus huéspedes una sensación de inquietud – y aún más si decidirás añadir ojos de miedo en las flores mismas.
Tercero, las telarañas: cuélgalas por todos lados, y que estén grises efecto sucio y atrapen insectos de plásticos – hasta puedes hacer un mantel de telarañas de gasa.
Finalmente, que no falten unos elementos aterradores: instrumentos de tortura, objetos esotéricos o misteriosos como los tarots, espejos rotos y sucios, libros antiguos, pócimas mágicas y brebajes en tarros y frascos envejecidos.
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Prepárate para el ¿Truco o trato?
El trick or treat está… ¡a las puertas! Si en la Edad Media los mendigos iban de puerta en puerta pidiendo limosna a cambio de rezar por los muertos, hoy en día hordas de niños llaman a tu puerta reivindicando golosinas. Recógelas en latas que habrás pintado de negro y en las que habrás incidido o pintado palabras de terror. No te resultará difícil encontrar en comercio vasos o contenedores en forma de calavera, pero también puedes optar por convertir botes de vidrio pintados de negro o plata en vasos para los caramelos o para las bebidas mortíferas que ofrecerás a tus invitados.
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Un poco de luz en la oscuridad
Halloween es la fiesta de la oscuridad. Sin embargo, la penumbra puede ser aún más inquietante. Así que apaga las luces y agrega unos tenues toques de luz que producirán sombras espantosas. Las velas son imprescindibles, ya que nos trasladan de inmediato a la oscura Edad Media: disemina por toda la casa velas negras, desgastadas o con gotas de cera roja que emule la sangre, u opta por macabros candelabros de un color oscuro.
Añade elementos fluorescentes en las paredes y en el techo: ojos, fantasmas, o incluso la luna, otro símbolo de Halloween relacionado con las brujas y a la transformación del hombre en animales nocturnos o espantosos como los lobos. También puedes reciclar botellas de vino o botes de leche que se convertirán en fantasmas luminosos e insertar en ellos mini tiras de LED de pilas.
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Efectos especiales
Este es el toque que hará que la ambientación de tu fiesta se parezca a la de una película de terror.
¿Sabías que existen máquinas que fabrican niebla artificial? Si tienes bastante presupuesto, plantéate comprar una y a tus huéspedes les parecerá haberse mudado a Transilvania.
Y para aumentar la sensación de inquietud, procura que tu casa se llene de los sonidos típicos de un bosque oscuro: cuervos que graznan, gritos humanos, búhos chucheando, el silbido del viento.
Añade pegatinas terroríficas o asquerosas: por ejemplo, sangre falsa en las ventanas o en las paredes, o el cuerpo de un hombre tragado por el suelo. Por último, qué no falten fantasmas, esqueletos o la Muerte en persona: imagínatelas colgando de la lámpara de techo o de la puerta, mimetizándose con las cortinas, o sentados en tu sofá con una copa en la mano. ¡En la vida vas a volver a tener huéspedes tan animados!
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