3 trucos para decorar un salón con personalidad

¿Quieres un salón que te chifle y que deje boquiabierto a todo el mundo, pero te aterra la idea de conseguir un efecto algo kitsch? Pues bien, ¡estás en buenas manos! A continuación, te dejamos unos sencillos trucos para que tu salón tenga mucha personalidad.

Recuerda que lo importante es cumplir la ley del less is more: de hecho, no hace falta sobrecargar un ambiente para que tenga un estilo propio. A veces un solo elemento puede hacer diferencia entre un salón normal y corriente y… ¡el tuyo!

  1. Paredes artísticas

    A menudo nos limitamos con pintar las paredes del salón con colores neutros, o como mucho, en tonos pasteles. Seguro que así nunca fallamos, y el resultado final es precioso. Sin embargo, ahora queremos que te olvides de la norma y que te atrevas un poco. Recuerda que para obtener resultados diferentes hay que hacer – y sobre todo pensar en – cosas diferentes.

    A menudo nos limitamos con pintar las paredes del salón con colores neutros, o como mucho, en tonos pasteles. Seguro que así nunca fallamos, y el resultado final es precioso. Sin embargo, ahora queremos que te olvides de la norma y que te atrevas un poco. Recuerda que para obtener resultados diferentes hay que hacer – y sobre todo pensar en – cosas diferentes.

    Sí, pintar una de las paredes del salón de un color llamativo e intenso – amarillo, mostaza, rojo, verde – nos vale, y ya es un buen primer paso hacia la originalidad. Pero sabemos que lo puedes hacer mejor. Optando por el papel pintado – ¡o pintable! –, por ejemplo. Que es autoadhesivo y resistente, y que te va a abrir un universo de posibilidades creativas. Elige estampados de todo tipo, incluso inéditos: geometrías de distintos tamaños (¡cuidado! A salones pequeños, pequeños dibujos); elementos de la naturaleza – hojas, cactus, flores, libélulas, plumas, por ejemplo; papel que simule el mármol o el hormigón; dibujos retro de encaje o damasco.

    Pero existen más opciones – y no, no nos referimos a la costumbre de pegar frases de autoayuda, citas famosas, o directamente poemas en la pared, aunque podríamos permitir que utilices barnices especiales para crear una pizarra en una de las paredes del salón -

    ¿Por qué no transformar una o más paredes de tu salón en una galería de arte? Cuelga fotografías cuyos temas o colores – y marcos – combinen entre sí: si te encanta viajar, por ejemplo, optar por colgar una amplia selección de fotos de paisajes conocidos – las fotos más bonitas de tus viajes – es una elección que siempre te hará triunfar. Aún mejor: si quieres sorprenderte cada vez que entres en el salón, decántate por un vinilo decorativo o un foto mural del tema que más te guste. ¡Cualquiera que entre en tu salón querrá copiar la idea!

  2. Colores con carácter

    Seguro que ya te conoces todas las teorías sobre los colores y sobre cómo estos hablan de nosotros a la vez que afectan a nuestro estado emotivo. Sin embargo, hay ciertas tonalidades de color que emiten una energía especial y le otorgan un aire rebuscado y original al ambiente que decoran.

    El rosa empolvado, un verde brillante, un amarillo o un mostaza energético, un naranja óxido, un turquesa intenso: al meterte en el mundo de los matices de colores, se te abrirá un universo de posibilidades. Pero ¡ojo! Los colores vivos son llamativos de por sí, así que será mejor que te decantes por superficies y tejidos lisos, y formas y geometrías sencillas: obtendrás ambientes con atmósferas interesantes, pero equilibradas, sobre todo si combinas uno de esos colores vistosos con objetos de tonos metalizados o elementos de madera.

    Pero ¿dónde colocar una buena pincelada de un color inédito? No solo en las paredes, sino también en muebles – por ejemplo, plantéate repintar un viejo mueble, banco o silla de los que te guste la forma, pero cuyo color consideres obsoleto, antiestético, en fin, desagradable –, o en los complementos de decoración – cumpliendo una norma básica de decoración de interiores, te recordamos que unas cortinas y cojines a juego de tonos y estampados inusuales serán suficientes para darle un lavado de cara a tu salón.

  3. Mobiliario y complementos originales

    Es aquí donde de verdad puedes dar rienda suelta a tu imaginación. Palabras claves: renovación y emoción. Nos referimos a esas piezas de decoración que al solo mirarlas nos devuelven recuerdos especiales, o simplemente nos trasmiten una emoción.

    Un aparador vintage; una silla de los años ’70, superviviente y desparejada; una mesa con pie de una antigua máquina de coser – repintado en un color vistoso – en donde apoyarás la tele; un puf, una butaca o chaise longue retro o con formas inéditas: al renovarlo, un mueble tan único será el protagonista del salón y atraerá todas las miradas.

    Sin embargo, la lista de opciones no termina aquí. Incluso puedes optar por una estantería o un mueble de salón de diseño, realizado a medida con la forma que tú mismo inventarás, asesorado por tus carpinteros de confianza, y según la conformación de tu salón. O también puedes jugar con los materiales, y hacer de un precioso tronco de madera, de un antiguo florero de dimensiones medianas al que le pondrás un cristal encima, o de una serie de pallets a los que les pondrás ruedas – una moda extendida en los últimos años, pero que no nos cansa nunca – la mesita auxiliar de tu salón.

    . .

    Y, por último, si eres un asiduo frecuentador de los mercadillos de antigüedades, que no falte en tu salón una pieza que hayas encontrado mientras dabas un paseo por ese mundo de objetos abandonados y algo olvidados, un domingo por la mañana: una antigua radio o tocadiscos en donde apoyar tus velas o licores; un reloj de pared al estilo estación de trenes; un viejo mapa que se convertirá en un enorme cuadro; una lámpara del siglo pasado; un viejo instrumento musical ya estropeado que será el florero perfecto para las plantas de tu salón.

Pues dinos, ¿ahora te atreves a darle personalidad a tu salón?

 

Comentar

Asegurese de introducir toda la información requerida.