Siete ideas para crear espacios infantiles en casa
¿Has redescubierto últimamente el placer de pasar tiempo con tus hijos sin importar el reloj? ¿Te has propuesto poner coto a la comodidad de móviles y tablets para conseguir un mayor tiempo de calidad con tus niños? Entonces sabrás lo bueno que es, en cuanto a orden, que asocien el juego con un determinado espacio de la casa. Te queremos ayudar: Te proponemos siete ideas que aúnan decoración y psicología infantil.
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Claridad, sencillez… y almacenaje
El espacio de juego de tus hijos, sea en su habitación o en un rincón del salón, debe ser sencillo y despejado. Debería contener un número no excesivo de juguetes y, fundamental, contar con almacenaje sencillo y rápido. Lo agradecerás cuando tus hijos (o tú…) tengan que recoger los mismos juguetes una y otra vez día tras día. Todo padre y madre saben el reto que es enseñar a los niños a ser ordenados y a guardar las cosas cuando han terminado con ellas. En este aprendizaje, un almacenaje ágil es un aliado clave. Las cajas de madera, mimbre o tela en una estantería hecha a medida , por ejemplo, son discretas y visten bien.
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Espacio de estudio
A todos nos seducen las fotografías de espacios de estudio para niños de las revistas y blogs de decoración, con cada complemento en su exacto lugar. Nuestro consejo, sin embargo, es que optes por el “menos es más”: Habilita a un espacio lo más sencillo posible y sin distracciones. Sé visual, pero no demasiado. Una buena mesa de estudio a medida, amplia y despejada, una buena silla y un flexo son lo mejor. Quizás una estantería a mano. El resto lo dejamos a tu criterio… ¡Tantas variables dependen de la personalidad de nuestros hijos!
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El rincón de la imaginación
Habilita un rincón con una pizarra borrable donde tu hija pueda expresar su creatividad o, simplemente, desfogarse. Otra opción es una pequeña mesa sobre la que desplegar un rollo de papel de dibujo. Se comercializan soportes para estos que puedes colgar de la pared o apoyar en la mesa. A los niños les encanta esta infinita hoja en blanco. Eso sí, vigila las paredes cuando los rotuladores o pinturas anden cerca.
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La silla de pensar
No, no se trata de un castigo. Hemos hecho que los niños asocien el estar quietos y callados sin hacer nada a una penalización. Y ciertamente para ellos es un esfuerzo terrible. Pero ¿y si le damos la vuelta y se lo planteamos como un reto? Decirle: “A ver cuánto tiempo eres capaz aguantar en la silla sin decir nada”. Puede haber incluso algún tipo de recompensa sencilla. Esto, pese a requerir mares de paciencia –como casi todo lo relativo a niños–, es muy beneficioso para ellos: Les ayuda a desarrollar la concentración y la propia la paciencia. Cualquier rincón del salón es bueno para colocar su pequeña silla “de pensar”.
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La magia de un baúl
Si de niña has tenido la oportunidad de tener un baúl lleno de objetos divertidos donde siempre descubrías algo nuevo, ya sabes lo estimulante que puede ser para tus hijos. Arréglales un baúl (u otro mueble de almacenaje similar, de buena capacidad) donde guardar telas, disfraces, sombreros y cuantas cosas más. Si tus hijos tienen ganas y vocación artística pueden utilizar todo esto para componer sus propias representaciones de teatro. El escenario puede ser el marco de una puerta. Con un par de ganchos les arreglas el telón y sólo te queda dejarles que desplieguen su imaginación.
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El supermercado en casa
Otras vocaciones infantiles son más pragmáticas: A muchos niños les encanta jugar a comprar y a vender, en especial lo segundo. Llevar esto al terreno de los juegos les ayuda a desarrollar sus habilidades de cálculo mental. Los niños pequeños nunca disfrutarán tanto con las matemáticas. Puedes despejar un estante en algún mueble donde tu hija coloque los artículos a la venta a modo de expositor. Sin duda te tocará hacer de cliente.
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Jardín secreto
Si se te dan bien las plantas, puedes ir transmitiendo esta pasión a tus hijos de manera sencilla y divertida. El ver crecer o florecer una planta cuya semilla han puesto ellos es una de las satisfacciones infantiles más profundas que existen. Cuidar de las plantas les enseña empatía, paciencia y sensibilidad hacia la naturaleza. Crea un pequeño rincón para tus hijos donde puedan cuidar de sus propias plantas. Un par de macetas en el balcón son suficientes. Les encanta regarlas. Eso sí, vigila las cantidades de agua que son capaces de gastar.
Fuente imágenes: Pinterest
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